La escalera representa el ascenso a los misterios de la masonería, y este ascenso se logra por un proceso mediante el cual el aprendiz se transforma desde una roca en bruto a una roca tallada, siguiendo ciertas medidas y proporciones. Alicia tiene que lograr cambiar su propio tamaño para lograr pasar la prueba. Las tres figuras que aparecen en el tablero son Esperanza, Fe y Caridad, virtudes necesarias para lograr la llave de oro, y virtudes que también va a necesitar Alicia para alcanzar la llave. En el centro del tablero, sobre la columna de la sabiduría se ve el símbolo principal de la Masonería: el ojo que todo lo ve, este símbolo representa al gran arquitecto del universo. Carroll plasma este símbolo cuando Alicia, siendo demasiado grande mira hacia el jardín con un solo ojo, y a su lado hay una larga escalera apoyada, cerca de su ventana. En otra escena está Alicia llorando desconsoladamente, y sus lágrimas se transforman en un río en el que ella casi si ahoga, simboliza a la diosa egipcia Isis, conocida como “la que llora”, y cuyas lagrimas formaron el río Nilo.
Mientras Alicia nada en el río de sus propias lágrimas, se encuentra con un ratón, este ratón podría representar al filósofo Heráclito, conocido como el filósofo llorón, y protagonista de un famoso epigrama griego que dice: “de entre los sabios, Heráclito fue superado por las lágrimas”. El ratón como el filósofo, se encuentra abrumado por las lágrimas, y cobra sentido si consideramos que la obra más famosa de Heráclito fue la doctrina del flujo, que se basa en que nunca se entra dos veces en el mismo río, o pisamos o no pisamos los mismos ríos, somos y no somos. Esta doctrina sostiene que lo único eterno es el fluir y la transmutación de las formas: de las cosas, de las aguas, del tiempo, de la vida animal y humana.
Mientras Alicia está atrapada en el flujo de sus lágrimas, el paisaje y lo que la rodea cambia y se transforma constantemente. El carácter del ratón es idéntico al carácter de Heráclito, que tenía fama de melancólico y que pensaba que los seres humanos vivimos como sonámbulos, en un mundo de ensueño propio, lo que nos lleva a uno de los temas principales del cuento, ya que todo lo que vemos acontecer es un sueño en el que vive Alicia. El conflicto entre los ratones y los gatos puede relacionarse con la creencia del filósofo acerca de que, todas las cosas surgen por el conflicto de los opuestos.
Otra similitud del ratón con Heráclito puede verse cuando el ratón intenta secar a los demás animales. Para Heráclito, los placeres humanos humedecían el alma y la dejaban desamparada como a un ebrio, pero cuando el alma está seca, se vuelve racional y virtuosa. Los animales en el cuento eran capaces de hablar, lo cual puede ser una similitud con la sociedad de la época del cuento, cuando, algunos individuos afirmaban que podían comunicarse con los espíritus de los seres fallecidos a través de los animales de compañía. Los animales simbolizaban, también, a las personas conocidas por Alice en su vida real. Sus hermanas serían los dos pájaros, el pato sería el reverendo Robinson Duckword (duck es pato en inglés) y el dodô - ave originaria de las Islas Mauricio, extinta por el hombre durante las frecuentes navegaciones de los años 1500, era el mismo Carroll, cuyo nombre real era Charles Lutwidge Dodgson.
Desde un punto de vista filosófico, se hace alusión a otro filósofo griego, Zhenon de Elea, conocido por la paradoja de Aquiles y la Tortuga, esta paradoja demuestra que Aquiles, el hombre más rápido del mundo, no puede ganarle a la tortuga. Zhenon se basa en la suposición de que se puede dividir el espacio hasta el infinito, siempre que no se tenga en cuenta el factor tiempo, cosa que se demostró matemáticamente mucho tiempo más tarde.
Las paradojas de Zhenon de Elea eran deducciones lógicas conocidas como reducción al absurdo. Método para reducir al absurdo un argumento contrario. Carroll utiliza estas paradojas en las situaciones y diálogos absurdos.
En la sociedad victoriana se creía en algunas creencias griegas denominadas metempsicosis. La metempsicosis o metempsícosis es una antigua doctrina filosófica griega basada en la idea tradicional de la constitución triple del ser humano (espíritu, alma y cuerpo), que afirma el traspaso de ciertos elementos psíquicos de un cuerpo fallecido a encarnar en un feto después de la muerte.
En Occidente esta creencia fue mantenida por el orfismo y el pitagorismo y aceptada por Empédocles, Platón, Plotino y los neoplatónicos, que hallaron en ella un modo apto para justificar la teoría de la preexistencia del alma que desembocaría, con Platón, en la teoría de la reminiscencia.
La palabra metempsicosis viene del griego μετεμψύχωσις, compuesto de μετα- ("más allá"), Éν- ("en, dentro"; la n cambia a m antes de p por eufonía); Ψυχη ("alma") y -ωσις (-osis = "proceso"). Suele traducirse como reencarnación, aunque ambos términos se refieren, sin embargo, a cosas distintas. Podría traducirse como "traspaso del Alma", escrita con mayúscula, puesto que el paso en cuestión se refiere al Espíritu, que es el que peregrina a través de los distintos seres, como el hilo atraviesa las cuentas de un collar, para vivificarlos momentáneamente.
Para otros representa el correlato griego de la doctrina hindú de la transmigración de las almas, la resurrección y la reencarnación. El conejo parece haber asumido el papel del mago y demuestra su autoridad como Mago (autoridad principal en la masonería), y le pide a Alicia que lo ayude a buscar sus guantes blancos y su abanico. Parece que el conejo ocupa el lugar de autoridad que le corresponde.
Alicia pierde la concentración y encuentra un frasco. Ella se toma el brebaje que está en el frasco y la hace crecer y crecer hasta convertirse en un gigante. Esta escena hace alusión al “Aprendiz de Brujo” de Goethe. El aprendiz obedece todo lo que el brujo le ordena, pero una vez que el brujo sale de la casa, dejando solo al aprendiz, éste decide experimentar por sí mismo, pero al no conocer todos los secretos de la brujería, arma un caos en la casa hasta casi destruirla. La moraleja es que no debemos entrometernos en asuntos que todavía no entendemos.
El personaje teosófico que representa al conejo, según Carrol es Elías Ashmole, médico, anticuario, astrólogo, alquimista, miembro de la Royal Society y masón. Como el conejo blanco, era mensajero del Rey de Corazones. Fue un hombre de grandes conocimientos que legó una gran cantidad de antigüedades y objetos curiosos que dieron lugar al Museo Ashmolean de Oxford.
Es considerado uno de los padres de la Francmasonería y aportó a esta sus amplios conocimientos relacionados con la simbología egipcia y hermética. Creó los primeros rituales masónicos en los que trataba de inculcar a los aprendices el Arte Real, buscando la perfección a través del conocimiento, el progreso y la fraternidad universal siguiendo las leyes de la naturaleza.
Trató con astrólogos, alquimistas, matemáticos y gran cantidad de sabios junto con los cuales fundó la Royal Society de Londres y la Philosophical Society de Oxford. Apoyó a Carlos I y fue su mensajero, al ser nominado Heraldo de Windsor (1660–1675) del rey James I y de Charles I, tuvo que soportar los primeros años de la guerra civil inglesa.
El grabado de la obra alquímica más importante de Ashmole: Theatrum Chemicum Britannicum (1652) muestra unos conejos comiendo en un jardín.
Tras huir de la casa del conejo blanco, el tamaño de Alice es de nuevo diminuto. Ella se encuentra con una oruga de color azul encima de una seta. La oruga está fumando opio y le pregunta a Alicia: ¿quién eres tú? Con tantos cambios de tamaño, Alicia ya no sabe quién es. Algunos creen que Carroll escribió este cuento bajo los efectos del opio o de setas alucinógenas. La oruga también puede aludir al filósofo de la Antigua Grecia, Pitágoras. Sus enseñanzas sobre la transmigración y reencarnación del alma, es sugerida en forma de oruga en La Metamorfosis, porque la oruga se transforma en mariposa, en un ser diferente con otras características físicas que su animal original.
El interrogatorio al que la Oruga somete a Alicia recuerda las enseñanzas de Pitágoras, directamente conectadas con las enseñanzas de Apolo, cuyos templos estaban inscritos con los lemas: “Conócete a ti mismo” y “Moderación en todas las cosas”. La oruga da varias oportunidades a Alicia para que ella pueda resolver esa crisis de identidad: le dice intenta controlar tu temperamento. La oruga pitagórica le enseña a Alicia que, templando el espíritu, la mente se libera para controlar los problemas físicos del cuerpo. Pitágoras apoyaba un estado mental de calma meditativa, alejado de los extremos de la emoción humana, para que el alumno fuera capaz de comprender.
Lentamente, Alicia aprende algo de su verdadera identidad de su alma inmortal, no ligada al tamaño y la forma del ser físico. Luego de comer algunos hongos se encoge hasta casi desaparecer, luego de comer del otro lado del hongo, crece muy rápida y desproporcionadamente. Su cabeza crece hasta verse por encima de los árboles. Su mente es libre por fin y se eleva independiente de su cuerpo. La reputada capacidad de Pitágoras para comunicarse psíquicamente con animales y personas se refleja en la oruga que lee los pensamientos de Alicia. Carroll estuvo siempre muy interesante en los fenómenos psíquicos. Él decía que “todo parece apuntar a la existencia de una fuerza natural, afín a la electricidad y la fuerza nerviosa, mediante la cual la mente puede actuar sobre el cerebro (…) los científicos escépticos tendrán que aceptarlo como un hecho probado de la naturaleza”.
El interés de Carroll por la Teosofía precedió a la Sociedad Teosófica de Helena Blavatsky y la posterior Orden de la Golden Dawn (Orden Hermética de la Aurora Dorada). La palabra Teosofía fue acuñada por los místicos teosóficos alejandrinos del siglo IV, y deriva del griego teosofía, que significa Sabiduría Divina o Conocimiento de lo Divino. Cuando el cuello de Alicia se alarga, se encuentra con una paloma que piensa que Alicia es una serpiente que le quiere robar los huevos de su nido. Alicia es atacada e interpelada por esa paloma. Alicia sufre otra crisis de identidad y no es capaz de defenderse. En ese momento la heroína se encuentra fuera de su cuerpo, está experimentando un viaje astral.
En este encuentro entre Alicia y la paloma, el autor del cuento hace referencia a uno de los ritos más antiguos practicados en el oráculo del Bosque Sagrado de Zeus en Dodona. Este oráculo fue mencionado por Homero y por Heródoto. El oráculo de los árboles nace cuando una paloma negra de Egipto y dotada con voz humana, anida en el árbol más alto de Dodona. La paloma ordenó a los sacerdotes asistentes que construyeran un templo en homenaje a Zeus. La profecía se obtenía a través del movimiento de las plumas de la paloma y por el movimiento de las ramas del árbol. Pero la paloma no se cree la respuesta de Alice, cuando la niña se defiende de la paloma, que la acusa de ser una serpiente, y ella responde: yo soy solo una niña. El pájaro responde: “A likely story”, que es algo que se dice cuando uno no cree lo que el otro está aseverando.
El platonismo sostiene que el mundo visible es sólo un reflejo de una realidad superior, eterna e invisible. En el Timeo de Platón: eikos mythos significa un mito que opera sobre las copias sensibles de las formas inteligibles, mientras que el acercamiento del logos se hace desde otros presupuestos, ya que se refiere al estado actual, visible y verificable. En cambio, el mythos se remontaría a aquello que no es verificable sensorialmente, al estado previo a la constitución tal y como la percibimos: el mythos apuntaría al relato creacional, mientras que el logos lo haría a la investigación sobre la naturaleza. Gregory Vlastos (1995) analizó los contextos en que aparecía eikos mythos, para concluir que, en esta expresión, el énfasis se ponía erróneamente en mythos, siendo eikos la palabra realmente importante. El mythos es una narración: ya verse ésta sobre mitología o sobre historia natural, esa diferencia no determina el significado de la palabra, sino el tema central de lo que se narra. Eikos remite a la brecha que se abre entre las formas eternas y sus copias perecederas, lo que, a su vez, determina la brecha epistemológica entre certidumbre y probabilidad.8 Johansen (2004), en cambio, vincula este uso de mythos con el que aparece en el discurso de Critias.
En relación con esto, Cornford (1937) señala dos sentidos posibles para interpretar el uso de mythos que lleva a cabo Platón en el Timeo: mito aludiría a que no es posible ninguna afirmación exacta y consistente sobre el mundo material; por otra parte, la cosmología expuesta en el diálogo es presentada bajo la forma de una cosmogonía. El esquema que elige Platón es narrativo, y es la narración misma la que va desplegando el surgimiento del mundo. Por otra parte, Platón introduce al Demiurgo como artífice divino, una novedad en las diferentes cosmogonías y cosmologías griegas que conservamos.
La interpretación de Cornford radica en el estatuto que concede a la figura del Demiurgo: si bien no se alinea plenamente con los que lo entienden como una alegoría, afirma que “some features are not to be taken literally” (Cornford 1966, 29). En todos los casos en que aparece mythos en el Timeo siempre hay una referencia a lo divino, y, al fin y al cabo, lo que expone Timeo es una teogonía, el nacimiento de un dios que es el mundo. Hay más que una equivalencia entre mythos y logos, el eikos mythos es un logos a la vez que un mito. Concluye Burnyeat: “El mito de Timeo, a diferencia del de Hesíodo, está tan bien razonado como cualquiera de las cosmogonías presocráticas. Pero a diferencia del presocrático típico, a quien Platón tiende a considerar un materialista ateo (Leyes X), la cosmogonía de Timeo también será una teogonía.” (Burnyeat 2005, 145).
Alicia se encuentra con un hombre- pez y un hombre- rana que van a llevarle una invitación a la duquesa por parte de la reina de corazones, para jugar al cricket. Cuando Alicia entra dentro de la casa de la duquesa, se encuentra con la escena de la duquesa sentada sobre un taburete de tres patas, con un bebé en brazos y en la cocina un gran caldero echando muchísimo humo. En el antiguo templo de Delfos, una profetisa o pitonisa, se sentaba en un taburete de tres patas y aspiraba los vapores de un caldero, en el que se cocinaban hojas de laurel y hierbas narcóticas. Estos vapores inspiraban a la pitonisa a hablar en diferentes idiomas y a partir de esas expresiones venían los versos, que resultaban ser después el inicio profético de los oráculos.
En el cuento, la duquesa está sentada en un taburete de tres patas, inhalando los vapores de la gran olla. La duquesa recita poemas y propone acertijos sin sentido. La duquesa representa a la pitonisa que revela los misterios. El bebé en sus brazos puede interpretarse como una manifestación de sus predicciones. Cuando la duquesa grita cerdo sobre el bebé, este se acaba convirtiendo en un cerdo. Esta relación niño-cerdo se debe a la ofrenda más común hecha por los consultantes al oráculo de Delfos. Cuando se sacrificaba un cerdo, se lo consideraba, simbólicamente, como un hijo del hogar de Atenas.
El gato de la Duquesa es el archiconocido gato de Cheshire, que en la vida real hacía referencia a un amigo cercano del padre de Carroll, Edward Bouverie Pusey (1800 –1882) (Pusey es una palabra homófona de Pussy, que significa gatito en inglés). El reverendo Edward Pusey era un clérigo anglicano que vivió durante la época de Lewis Carroll. Durante más de cincuenta años fue Profesor Regius de hebreo en la Universidad de Oxford. Pusey editó una serie de traducciones de la obra de los Padres de la Iglesia. Entre los traductores estaba su contemporáneo Charles Dodgson, el padre de Lewis Carroll, el autor del cuento que nos ocupa.
La sonrisa del gato de la duquesa, el gato de Cheshire, unos enormes dientes, perfectos como las teclas de un piano. Esta dentadura forma una catenaria, es decir, una curva determinada por la forma de una cadena flexible al quedar suspendida en ambos extremos y curvada por su propio peso. La catenaria se transformó en un problema matemático bajo el nombre de “Problema de la Cadena Suspendida” desde la época de Galileo, quien fuera el primero en interpretar matemáticamente dicha curva. Galileo la interpretó como una aproximación a un arco parabólico. En 1669, sin embargo, Jungius demostró que el arco definitivamente no era una parábola.
En 1690, Jakob Bernoulli volvió a plantear en el Acta Eruditorum el problema de “la curva formada por un hilo pesado, flexible, inextensible y de densidad constante en toda su longitud, suspendido en sus extremos”. Leibniz dijo, durante ese mismo año, que conocía la respuesta, pero que no la publicaría hasta que otro geómetra encontrara la solución. En 1691, pues, el mismo Jakob Bernoulli, junto con su hermano Johann y con el astrónomo, físico y matemático holandés Christiaan Huygens, publicaron la solución.
Un gato que representa a un eminente teólogo, con una boca sonriente que alude a un problema científico-matemático, no podría estar hablando más que de la oposición entre el mundo material y el mundo espiritual, cuerpo y alma. Desde el punto de vista mitológico, el autor del cuento vincula al gato de la duquesa con la esfinge del oráculo de Delfos, cuya estatua estaba colocada en la parte superior de un pilar, con el fin de custodiar el camino que conducía al templo de Apolo. En la mitología griega, la esfinge plantea acertijos a los viajeros en una bifurcación entre dos caminos.
Al igual que Edipo y la Esfinge del oráculo de Delfos, Alicia se encuentra con el gato de Cheshire, en lo alto de un árbol, en una bifurcación del camino. Muy similar a Edipo y la Esfinge del oráculo de Delfos. Alicia aprende que no importa cuál camino decida escoger porque ambos caminos la llevarán al mismo sitio, a la reunión del té. El diálogo que el gato sostiene con Alicia sobre la naturaleza de la locura y los sueños está muy estrechamente vinculada al diálogo Socrático de Platón, “Theaetetus”. En este diálogo, Sócrates pregunta: ¿Cómo puedes determinar si en este momento estamos durmiendo y todos nuestros pensamientos son un sueño, o si estamos despiertos y dialogando en estado de vigilia? En el cuento de Carroll, el gato de Cheshire es el único personaje que se da cuenta de que todo alrededor es un mundo de sueños, una fantasía, y que la locura está relacionada con los estados de consciencia de sueño y vigilia. “Aquí, -dice el gato-, todos estamos locos.”
Un camino conduce a la liebre de marzo y el otro conduce al sombrerero loco. En Inglaterra los sombrereros utilizaban productos tóxicos, como el mercurio, durante la fabricación de los sombreros; a causa de este contacto con el mercurio, muchos de los sombrereros de la época acostumbraban a mostrar conductas extrañas. De hecho, en inglés existe la expresión Mad as a Hatter ("loco como un sombrerero") desde finales del siglo XVIII o principios del XIX.
La liebre de marzo sería el dios Pan (en griego, Πάν) era el dios de los pastores y rebaños en la mitología griega. En la mitología romana se identifica a este dios como un Fauno. Pan era también el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina. Dotado de una gran potencia y apetito sexual, se dedicaba a perseguir por los bosques, en busca de sus favores, a ninfas y muchachas.1 En muchos aspectos, el dios Pan tiene cierta similitud con Dioniso.
Era el dios de las brisas del amanecer y del atardecer. Vivía en compañía de las ninfas en una gruta del Parnaso llamada Coricia. Se le atribuían dones proféticos y formaba parte del cortejo de Dioniso, puesto que se suponía que seguía a este en sus costumbres. Era cazador, curandero y músico. Habitaba en los bosques y en las selvas, correteando tras las ovejas y espantando a los hombres que penetraban en sus terrenos.
Portaba en la mano el cayado o bastón de pastor y tocaba la siringa, a la que también se conoce como Flauta de Pan. Le agradaban las fuentes y la sombra de los bosques, entre cuya maleza solía esconderse para espiar a las ninfas.
Se dice que Pan era especialmente irascible si se le molestaba durante sus siestas. Los habitantes de Arcadia tenían la creencia de que, cuando una persona dormía la siesta, no se la debía despertar bajo ningún motivo ya que, de esa forma, se interrumpía el sueño del dios Pan. En este caso, Pan se aproxima a la noción de Demonium Meridianum (Demonio del Mediodía).
Por último, como deidad, Pan representaba a toda la naturaleza salvaje. De esta forma, se le atribuía la generación del miedo enloquecedor. De ahí la palabra pánico que, en principio, significaba el temor masivo que sufrían manadas y rebaños ante el tronar y la caída de rayos.
Pan era también el dios de la fertilidad y de la sexualidad masculina. Dotado de una gran potencia y apetito sexual, se dedicaba a perseguir por los bosques, en busca de sus favores, a ninfas y muchachas.1 En muchos aspectos, el dios Pan tiene cierta similitud con Dioniso.
El viaje de Alicia por el país de las maravillas, a través de un túnel, también está inspirado en la Caverna de Platón, quien escribió que el ser humano nace en una caverna y solo puede ver la sombra de objetos y personajes que están afuera de la caverna, en la luz. Estar afuera, en la luz, significa alcanzar un grado mayor de consciencia y sabiduría, un grado al que aspiraban los iniciados en la masonería a través de una serie de pruebas y el acceso a los secretos iniciáticos de los templos masónicos.
También el jardín de la Reina de Corazones que Alicia quiere alcanzar está vinculado con los Campos Elíseos de la Antigüedad, un paraíso pagano eterno. El Elíseo del País de las Maravillas, es el campo de criquet de la Reina de Corazones, donde Alicia observa una procesión real de soldados, formados por barajas francesas, invitados reales. El rango y el orden de las cartas vivientes que Alicia observa, son similares al rango y orden de la jerarquía en la República de Platón. En el carro del triunfo de Carroll, se encuentra el rey de corazones, el rey filósofo de “La República” de Platón. La Reina de corazones, en cambio, está inspirada en Las Furias del Hades grecolatino, espíritus vengativos de la Corte del Inframundo cuyo deber era hacer cumplir la pena por el delito de perjurio, lo que puede llegar a explicar la sospecha irracional de la reina hacia cualquier testigo o acusado en su corte. Carroll parece sugerir que la idea platónica plasmada en “La República” de Platón era tan abstracta y lógica que ningún ser humano podría vivir en ella por mucho tiempo. La Reina es tiránica, no está acorde a la idea de una república sino de una monarquía absolutista. Por eso, ella ordena la ejecución de amigos y enemigos sin diferenciación, y sin ningún intento de respetar los dictámenes del Tribunal. Exagerando incluso la pena respecto del supuesto delito. “Que les corten la cabeza!!”