Luis Buñuel nació el 22 de febrero de 1900, hijo de Leonardo Buñuel y María Portolés Cerezuela. El padre había estado en Cuba y recibió el apodo de Weyler, en recuerdo al general Vañeriano Weyler, capitán general de Cuba desde 1896 y 1897. Leonardo era indiano y María, natural de Calanda. En 1901 nació una hermana de Luis, llamada María del Pilar que vino al mundo el 7 de marzo de ese año. El 22 de mayo de 1904 nació otra hermana de Buñuel, María de la Concepción Rita (Conchita), la hermana favorita de Luis. Leonardo hizo construir un palacete en el centro de Calanda, como vivienda, tenía tres plantas y ático y una fachada modernista.
Los padres de Buñuel decidieron que Luis iniciara sus estudios con los corazionistas, que se habían instalado en la calle Independencia, 29. Los corazionistas eran un grupo de religiosos franceses de los Hermanos del Sagrado Corazón. Fueron estos los que enseñaron a Buñuel a leer en español y en francés. En 1908, dejó a los corazionistas y comenzó sus estudios con los jesuitas en el Colegio del Salvador, célebre en la capital aragonesa. A lo largo de los cursos 1908-1909 y 1909-1910 los jesuitas prepararon a Luis para el examen formal en el colegio. Las asignaturas incluían Catecismo, Gramática, Aritmética y Geometría.
Los padres de Luis llegaron a tener cinco hijos, el último nacido el 19 de marzo de 1909, llamado Leonardo Tomás José. En los jesuitas, Luis Buñuel tuvo que aceptar una férrea disciplina que no casaba bien con su carácter rebelde. Entre el silencio sepulcral que se imponía en el colegio, el catecismo todos los días, la vida de santos, la apologética, la argumentación escolástica, etc; la vida de Buñuel fue un tormento allí.
La mañana del 17 de abril de 1910 recibió la primera comunión en la capilla del colegio. Dos meses después, el 10 de junio de 1910, compareció ante el tribunal del Instituto General y Técnico de Zaragoza. Se trataba del examen de ingreso al mismo, paso necesario para integrarse en el sistema estatal de educación y poder examinarse cada año, como alumno colegiado en el Salvador, en las asignaturas de Bachillerato. En el otoño de ese año comenzó el Bachillerato.
Su primer contacto con el mundo del cine y del teatro tuvo lugar en Calanda, cuando la niñera le llevaba a todos los espectáculos, incluido el circo. Recordaba en Mi último suspiro, sus memorias una opereta a la que asistió basada en Los hijos del capitán Grant de Julio Verne.
Comienza el futuro director, ya con catorce años, en 1914, a frecuentar los teatros y los cines de Zaragoza. Aquel diciembre acude al lujoso Salón Doré para ver Salambó. También asiste al teatro, ya que los Buñuel tienen un palco en el teatro Principal, allí verá por primera vez representada La vida es sueño y El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca. Frecuentará por aquella época, dada la holgada situación de la familia, la ópera y la zarzuela. Empieza entonces, a partir de 1915, su afición a salir a la calle enmascarado, le encantan los disfraces. También se aficiona a la música, tocando el violín en casa de su amigo Tomás Pelayo y de su tía Felisa.
Buñuel comienza a ver cine cómico, las cintas del prolífico cómico francés Max Linder. Todo ello, va convirtiendo a Buñuel en un aficionado al mundo de la comedia y del arte, entusiasmado por todo lo que ve.
A los 15 años se comporta ya de forma irreverente y polémica con los jesuitas, al comenzar a beber, lo que le lleva a un castigo sin poder tocar el tambor durante dos días en Calanda.
En junio de 1915 fue expulsado de los jesuitas cuando solo quedaban dos años para terminar el Bachillerato. La familia se fue a veranear a San Sebastián. Comienza a estudiar en el Instituto Público y en noviembre de 2015, su madre, María Portolés, dio a luz a su sétimo y último hijo.
A Luis le fue bien en el Instituto General y Técnico de Zaragoza, con notas bastante altas. Algunos amigos recordaban que Buñuel era asiduo a las pandillas escolares. Saca notas aceptables en el Instituto y termina el Bachillerato por fin.
Llega a Madrid en 1917 e ingresa en La Residencia de Estudiantes que llevaba Alberto Jiménez Fraud. El 5 de junio de 1918, nueve meses después de llegar a Madrid, ingresó en la Real Sociedad Española de Historia Natural, fundada en 1871, en cuya revista consta que Luis era estudiante de Ingenieros Agrónomos, especialmente atraído por la entomología.
El primer encuentro con la que sería su novia, Concha Méndez, futura mujer de Alberti, se produjo en el verano de 1918. Se conocieron en un baile. Los presentó el aragonés Miguel Antonio Catalánn, yerno de Ramón Menéndez Pidal, en un baile de Monte Igualdo. Eran dos privilegiados, de padres ricos, que veraneaban en la famosa playa de La Concha. La futura poeta y futura mujer de Alberti era una gimnasta muy notable y campeona de natación.
De las muchas anécdotas sobre la afición de Luis al boxeo hay una que merece contarte y que lo hizo un antiguo residente a su sobrino Pedro Christian: “Luis estaba boxeando, descalzo como era su costumbre, contra un estudiante de arquitectura muy alto, llamado Herrera Sánchez. Arbitraba yo. Cuando Luis estaba a punto de ganar, un compañero llamado Casanova le tiró un cubo de agua encima, acción que Herrera aprovechó para sacudirle un fenomenal mamporro. Mientras Luis estaba en el suelo, Casanova salió corriendo hacia la Residencia y se refugió en su cuarto del segundo piso, atrincherándose con muebles. Luis, al ver que no podía entrar por la puerta, salió fuera, escaló descalzo la fachada por su esquina, entró por un balcón y después de sacudirle le tiró varias veces al patio”.
Es cierto que Buñuel utilizaba muchas anécdotas para llevarlas a sus películas como ocurrió en El perro andaluz y en La edad de oro, donde aparecen anécdotas vividas en la Residencia, pero llevadas al extremo del Surrealismo. Así era el cineasta aragonés de peculiar en todo.
A Concha, la actitud de Luis le parecía la de una persona que solo vivía para el boxeo y los insectos. Tanto es así, que en la primavera de 1919 se organizó un Campeonato de Boxeo en España. En el campeonato al que se presentó perdió el combate. Natalía Cossio, esposa de Alberto Jiménez Fraud recordaba a Luis “siempre andando, corriendo deprisa, siempre corriendo”.
Luis Buñuel comienza a asistir a la tertulia de Pombo, que regentaba Ramón Gómez de la Serna y también se hizo amigo de los ultraístas, movimiento que creó Guillermo de la Torre.
Conoce a Lorca en La Residencia de Estudiantes en abril de 1919, cuando este ofrece un recital en la Residencia. Lorca acaba de llegar a la Residencia. Buñuel tenía ya relación con José Bello Lasierra, conocido como Pepín Bello, que lleva en la citada escuela desde 1915, como Buñuel.
En 1920, Luis Buñuel se inscribió, al parecer sin el permiso de su padre, como alumno del conocido entomólogo Ignacio Bolívar, director del Museo de Ciencias Naturales. Ya era amigo por aquel entonces del escritor Max Aub.
A Luis lo destinaron para el servicio militar al regimiento de artillería Ligero Primero, ubicado en el destartalado Cuartel de Daoiz y Vearde, en la calle de Pacífico (actual avenida Ciudad de Barcelona). El servicio militar de Buñuel duró catorce meses, terminando el mismo el 1 de diciembre de 1922.
Tan pronto como se licencia, continúa su etapa en la Residencia, conociendo a Salvador Dalí que ha ingresado en la misma en septiembre de 1922. Se hacen muy amigos.
En 1923, muere su padre, concretamente el 1 de mayo de ese año. La causa de la muerte fue una pulmonía. Pero Buñuel continúa sus estudios hasta terminar el 1924 la licenciatura en Filosofía y Letras (Sección de Historia). Luis montaba obras en la Residencia, porque ya le apasionaba el teatro y el cine.
Llega a París en 1925, para conocer la capital del arte e influido por el surrealismo de la época. Se instaló en el barrio Latino. Vive en París tres años, en los cuales conoce a Jeanne Rucar, con la que se casar. Jeanne era gimnasta y enamoró al futuro director. En París frecuenta a Jean Epstein, frecuenta mucho el cine y se acerca al movimiento surrealista.
En mayo de 1926 Buñuel volvió brevemente a Madrid tras una ausencia de casi año y medio. Allí coincidió con Dalí y Lorca. Sería la última vez que estuvieron los tres juntos. Como documento, hay una foto en los jardines de la Bombilla, cerca del Manzanares, al lado de José Moreno Villa y otro amigo del grupo de la Residencia de Estudiantes, José Rubio Sacristán-
Tras su visita a Madrid, Luis se quedó unos días con su madre en Zaragoza. Luego se juntó con el equipo de Jean Epstein para el rodaje de exteriores de Mauprat en Châtearoux y Romorantin. El rodaje le permitió conocer mejor a Epstein. Según cuentan, se llevaban bien. Hay un documento importante que ocurrió durante el rodaje, en Romorantin, donde aparece Buñuel vestido de monje, ya sabemos que era muy aficionado a los disfraces desde niño. Sigue enviando postales a Lorca, con el que aún se lleva bien.
El 14 de septiembre de 1926 Buñuel vuelve a escribir a Sánchez Cuesta para contarte acerca de su proyecto de llevar al cine la vida de Goya. Él quiere empezar a rodar en enero. Ya tenía pensado el guion que debía arrancar cuando Goya es adolescente y quería centrarlo en la relación con la duquesa de Alba.
A mediados de 1926 Buñuel recibe carta de Dalí desde Cadaqués. Buñuel sigue la vida de ambos y mantiene contacto epistolar. Comenzará el director a escribir en La Gaceta Literaria, a partir de 1927, gracias a su amista con Claudio de la Torre. Lo hace a través de críticas de cine.
En el número 7 de la Gaceta Literaria, concretamente el 1 de abril de 1927, el aragonés dio a conocer su primer artículo de teoría cinematográfica, concretamente sobre el cineasta D. W. Griffith. Para Buñuel, el cineasta americano es el creador de la imagen, de la verdadera fotogenia, alejado ya de lo caricaturesco y del vodevil. Habla ya de sensibilidad al escribir la crítica.
Comenzará a partir de 1927, el cine de vanguardia en la Residencia de Estudiantes. El 15 de mayo de ese año se comentó en La Gaceta Literaria que se iba a iniciar un ciclo de películas en La Residencia. La primera proyección se llevó a cabo el 21 de mayo de ese año y fue un gran éxito. Fue, para el cineasta aragonés, el regreso a casa después de todo el tiempo que pasó fuera. En Mi último suspiro, las memorias de Buñuel, comentó que el mismo Ortega le dijo que de haber sido más joven se hubiese dedicado al cine.
No abandonó sus reseñas de cine, una de ellas sobre el Napoleón de Abel Gance, era bastante negativa sobre la cinta, comentando que era el “fracaso del espíritu latino en el cine”.
Buñuel decidió montar un Hamlet en la Residencia. Le acompañaron Francisco García Lorca, hermano de Federico, Augusto Centeno, Francisco Bores, Hernando Viñes y Joaquín Peinado. El cineasta aragonés no incluyó mujeres en el reparto, pues los dos personajes femeninos (Leticia y Margarita) fueron representados por hombres.
La idea es lo cómico, por ello, la obra está plagada de gags. Mitrídates, por ejemplo, ofrece un cigarrillo a Hamlet y cuando este lo acepta lo reta a duelo si lo enciende.
La obra levantó mucho interés y probaba lo irreverente que era Buñuel a la hora de afrontar el mundo del teatro. No olvidó el cineasta la crítica de cine, ejerciendo de reseñista en los Cahiers d´Art, con sendas reseñas de The Way of All Flesh de Victor Fleming y College de Buster Keaton.
Comenzó entonces, aunque ya admiraba al cómico, su pasión por el actor, la película contaba las obsesiones atléticodeportivas en las universidades de entonces. Para el cineasta aragonés, Buster Keaton representa la ausencia de lo sentimental, siendo consciente el director que el nuevo cine cómico ya no ha de abusar de lo sentimentaloide, como hacía Chaplin.
La labor literaria cada vez da más fruto, ya que Buñuel se convierte en director de la sección de cine de La Gaceta Literaria. Buñuel será muy duro con La Mariana Pineda de Lorca y con el torero Sánchez Mejías que no respondía a sus cartas. Rompe con Jean Epstein, cuando Buñuel escribió negativamente sobre el director Abel Gance, el cual había sido maestro del surrealista.
Otro disgusto para el cineasta aragonés fue la aparición del Romancero Gitano de Lorca, ya que consideró que el romancero estaba lleno de imágenes estereotipadas y Dañi llego a decir que los que habían alabado el libro de Lorca eran “grandes puercos putrefactos”-
Prueba de la reacción del cineasta aragonés al Romacero de Lorca fue la carta del 14 de septiembre de 1928 a Pepín Bello en la que decía que el libro, a su juicio, era muy malo, pese a participar “de lo fino y aproximadamente moderno que debe tener cualquier poesía de hoy par que guste a los Andrenios, a los Baezas y los poetas maricones y Cernudos de Sevilla”.
A principios de 1929 Luis, que ya había regresado a Madrid, le anunció a Pepín Bello que iba a trabajar con Dalí en una idea que tenía para un proyecto cinematográfico. Se pasó quince días en Figueras, donde fue fraguando El perro andaluz. Cada tarde Luis cogía la máquina de escribir y fumaba, mientras iba pensando en una idea para la película, luego lo comentaba con Dalí.
En trece días ya tienen el guion y paseando por Barcelona se encuentran con el prestigioso periodista Josep Puig Pujades, y le habla del guion que ha escrito junto a Dali. Su título original era ¡Vaya Marista!, eran ocho folios mecanografiados, cuyo título fue sustituido por Un perro andaluz. El 22 de marzo de e1929 Buñuel le escribe a Dalí para decirle que ya tiene estudio y empezará a rodar el 2 de abril. Para el papel del personaje principal contó con Pierre Batchef, según Jeanne Rucar el actor la miraba de forma algo lujuriosa. La mujer de Buñuel actuaba de asistente y costurera durante la película. Se estrenó en el Studio des Ursulines la noche del jueves 6 de junio de 1929. Fue un acontecimiento social y no dejó indiferente a nadie por su espíritu provocativo, Lorca, que se había distanciado de Buñuel y de Dalí, siempre pensó que lo de perro andaluz se refería a él.
En 1930 estrenó La edad de oro, una película absolutamente crítica con la Iglesia, que levantó polvareda en los sectores eclesiásticos. La edad de oro se exhibió en una sala durante doce días hasta que unos manifestantes conservadores provocaron un disturbio durante la proyección. Cuando recibió la noticia del altercado, Buñuel se encontraba en Hollywood observando los métodos de trabajo que utilizaban la Metro Goldwyn Mayer.
Fue el 17 de octubre cuando Luis recogió de la embajada norteamericana su visado de inmigración, ya habían proyectado en el Studio 28 El perro andaluz en marzo de ese año.
Luis Buñuel se instaló en un apartamento de la casa donde vivía Eduardo Ugarte Pagés, en Oakhurst Drive, en Beverly Hills. Tenía dinero de su madre y lo primero que hizo al llegar a la meca del cine fue comprarse un coche –un Ford-, un rifle y una Leica, una cámara de fotos que le acompañará el resto de su vida.
Unos días después le presentaron al productor-director Irving Thalberg, el gran jefe de la Metro Goldwyn Mayer y también a Albert Lewin, que era un encargado de Thalberg para recibir a los extranjeros en la Meca del cine.
Ivor Montagu en su libro En Hollywood con Eisenstein cuenta que Buñuel frecuentaba la casa de Charles Chaplin y comenta que el famoso actor y director hablaba muy bien español. También se hallaba en Hollywood José López Rubio. Estos, Ugarte, Edgar Neville (que vivía en esa época en la Meca del cine) y Buñuel le rogaron a Chaplin que los dejara aparecer como figurantes en City Lights (Luces de ciudad). Chaplin accedió.
Fue para Luis y sus amigos una Navidad señalada. Todo comenzó con la cena de Nochebuena en casa de Tono y su mujer, a la que acudieron Chaplin y Georgia Hale, además de numerosos amigos españoles, como el famoso dramaturgo Gregorio Martínez Sierra y su amante, la actriz Catalina Bárcena. Se bebió alcohol, a pesar de la prohibición.
En Nochevieja. Chaplin invitó a Buñuel y sus amigos a su casa. El cineasta aragonés llegó al genial cómico una copia de El perro andaluz que este le hacía proyectar a su criado filipino. Parece ser que en la primera proyección el criado se desmayó, por lo impactante de las imágenes de la película de Buñuel.
Para el cineasta aragonés lo peor fue no poder dirigir en Hollywood, sí le dieron un pequeño papel en la película La fruta amarga, donde hacía de barman. Hay que añadir que La fruta amarga fue codirigida por José López Rubio, que el guion corrió a cargo de Tono.
El cineasta aragonés estaba convencido de que el cine americano estaba lleno de estereotipos, así que decidió crear el “cuadro sinóptico”, se trataba de una plancha o cartón de madera donde hay varias figuras móviles. La primera señalaba épocas, la segunda ambientes y la tercera, personajes principales.
Llegó a conocer allí a Josef Von Sternberg, que lo invitó a su mesa y Buñuel le enseñó el cuadro sinóptico. Este quedó muy interesado por los inventos del cineasta aragonés-
La causa por la que dejó Hollywood, además de las pocas oportunidades para dirigir, tienen que ver con la anécdota de Lili Damita (que en 1935 se casaría con el actor Errol Flynn). Irving Thalberg había ordenado a Buñuel que le diera su opinión acerca de unas pruebas a esta actriz francesa, hechas para verificar si hablaba el español con acento, para ampliar la sonorización de la película El puente de San Luis Rey, donde trabajaba la actriz. El cineasta aragonés dijo “Dígale al señor Thalberg que no quiero ver a putas”. Este fue el detonante de una carta de Frank Davis fechada el 27 de febrero de 1931, en la cual este explicaba que la Metro Goldwyn Mayer había decidido abandonar la producción de películas en español.
Buñuel deja la Meca del Cine, desinteresado por la forma de rodar y porque se le había acabado el trabajo.
Cuando triunfó la Segunda República, Buñuel vuelve a España. Pero este propósito se truncó por la situación política de España y Buñuel decide volver con sus amigos. La película La Edad de Oro que había levantado tanta controversia, le lleva al cineasta aragonés a alternar su estancia entre Madrid y París. Pero La Edad de Oro levantará mucha polémica. Su estreno en Madrid tuvo lugar la mañana del domingo 31 de noviembre ede 1931, en el cine Palacio de la Prensa, situado en la Plaza del Callao, imponente edificio inaugurado por Alfonso XIII en 1930. Se trató de una sesión única, estrictamente privada, a cinco pesetas la entrada. Entre el público se encontraba Ernesto Giménez Caballero, que estuvo con Buñuel en París poco después de su regreso de Hollywood y había asistido, invitado por él, a un pase privado de la película. El 15 de agosto, en un artículo de La Gaceta Literaria, publicó una crítica de la cinta.
El estreno en Madrid de la película no fue un éxito, hubo mucho silencio respecto a la película, que se consideró sacrílega. La hostilidad de El Heraldo de Madrid, en un artículo filmado por Miguel Pérez Ferrero comenta que el film es estúpido y que se esperaba mucho más del director de El perro andaluz.
Curiosamente, fue Federico García Lorca quien presentó la película ese día del estreno. El ambiente era tenso. El cineasta Carlos Velo que asistió al estreno, recuerda la presencia de dos policías en la sala y la llegada del cineasta aragonés con los rollos de la película en el abrigo.
Buñuel, después del fracaso de la cinta, decide irse a París poco después. Será a principios de 1932. Parece ser que el cineasta se había afiliado al partido comunista entre septiembre de 1931 y enero de 1932. En París se dedica a ver cine y traba mucha relación con los surrealistas, Aragon, Breton, etc. El vizconde Noailles se convirtió en un gran amigo de Buñuel. En abril de ese año, en una fiesta del vizconde conoce a Giacometti.
La separación del grupo surrealista llegó en 1932. Existe una carta mecanografiada, conservada en la Biblioteca Nacional, que el cineasta dirige a André Breton en la que le comunica que abandona el movimiento. Poco después decide volver a España.
En 1933 rodó un documental magnífico en España Las Hurdes, donde habla de la aislada región montañosa de Las Hurdes y la pobreza y miseria en la que viven los campesinos. Todos los males se daban en ese lugar, como las enfermedades de malaria, bocio, etc.
Las Hurdes fue financiada con un premio de lotería que le tocó al productor, un amigo anarquista de Buñuel, Ramón Acín. El documental está inspirado en el libro de Maurice Legendre, un hispanista francés que había escrito sobre la región en 1927. Cuando proyectó el documental ante los representantes del Gobierno republicano electo de 1933, de ideología conservadora, fue prohibido. Las Hurdes se acabó finalmente en 1936 con una subvención del Gobierno progresista que acaba de ganar las elecciones, el llamado Frente Popular.
Buñuel tendrá que salir de España en 1939, debido a la victoria de Franco. Se trasladó a Nueva York, donde trabajó bajo la tutela de Iris Barry, director del archivo cinematográfico del MOMA. En un principio, Barry le encargó la supervisión del montaje conjunto de dos películas de propaganda nazi. La idea era que Buñuel filmara películas propagandísticas, pero pronto fue censurado por su intervención en las primeras propuestas, tachado de comunista.
Buñuel decidió ir a Hollywood donde pasó varios años doblando producciones de la Warner Brothers. Pero el director no se sentía realizado con su trabajo en Hollywood, porque él quería dirigir. Su llegada a México surgió, porque la viuda de Pierre Batcheff, protagonista de El perro andaluz, Denise Tual, acompañó al país para preparar una película basada en La casa de Bernarda Alba de su antiguo amigo, Federico García Lorca. El film no prosperó, pero sí abrió una puerta para la colaboración de Buñuel en el país, con la intención de rodar películas.
Comenzó una nueva etapa con Gran Casino en 1946, donde el director dirigió a Libertad Lamarque y Jorge Negrete, basada en la novela El rugido del paraíso, de Michael Weber. Llegaría después El gran calavera, en 1949, con Fernando Soler y Rosario Granados y una de las mejores películas de esa época, Los olvidados, en 1950, con Estela Inda y Miguel Inclán. La historia de los delincuentes juveniles en los barrios pobres de México fue todo un éxito. Son muchas las películas que rodará en México. Destacan el rodaje en inglés de Robinson Crusoe en 1951 y La joven en 1960.
Una película muy importante de Luis Buñuel es El ángel exterminador, rodada en 1962, donde se plantea el mundo abigarrado de seres marginales que oprimen a los ricos. Pero antes había vuelto a España, para rodar la inolvidable Viridiana (1961). Tras examinar el guion definitivo de la película, los censores eliminaron la escena final. Para que la película no perdiera el final donde Jorge se queda con las dos mujeres, era importante sacar de España los negativos para que llegaran a los laboratorios cinematográficos de París.
La única manera fue esconder en una furgoneta donde iba una cuadrilla de toreros y el director los negativos de la película y dirigirse a París. En la frontera nadie sospechó de ellos, al tratarse de una cuadrilla de banderilleros. La película se pudo representar en Cannes completa, pero un sacerdote español, que trabajaba para el Vaticano, puso el grito en el cielo sobre el final y la película quedó censurada en España hasta la muerte de Franco.
Después del suceso de Viridiana, Buñuel comenzó su periplo en Francia, rodando películas en el país galo. Diario de una camarera (1964), Bella de día (1966) y La vía láctea (1969), fueron rodadas en Francia. Entre medias de ambas películas, rodó Simón del desierto, de nuevo en México, en 1965. Contó de nuevo con Silvia Pinal, una bella actriz mexicana que fue una maravillosa Viridiana.
Aunque tardó seis años en rodarse, Buñuel tenía ya un guion junto a Julio Alejandro que adaptaba al cine la novela de Galdós Tristana. La acción, según el guion, se trasladaba de Madrid a Toledo, pero la desconfianza del Gobierno español impidió el rodaje. Al final, la censura dio el visto bueno y se pudo rodar en Toledo, en 1969.
La película estuvo llena de anécdotas, una de ellas fueron las lágrimas verdaderas de Fernando Rey al saber que Tristana (una bellísima Catherine Deneuve) quiere volver con él. Los temas de la mutilación, la falta de una pierna de la joven, el mundo opresivo en el que vive bajo la protección de su viejo tío están presentes. También el universo macabro y oscuro del director, donde la sexualidad tiene tintes fetichistas. Un Franco Nero, como el joven que conoce Tristana completan la terna de esos actores en estado de gracia. La película termina mal, porque la tragedia está siempre presente en el cine del director aragonés.
En su siguiente película El discreto encanto de la burguesía vemos a un grupo de personas que viven su mundo falso y la imposibilidad de realizar sus sueños. Ganó el Oscar de Hollywood a la mejor película extranjera en 1972. En ese mismo año se celebró una famosa cena en homenaje a Buñuel, donde estuvieron presentes grandes directores como Cukor, Hitchcock, Robert Wise, William Wyler y Billy Wilder, entre otros.
Otra película importante de la última etapa buñueliana fue Ese oscuro objeto del deseo, rodada en 1977, donde Buñuel vuelve a su universo fetichista, además del voyeurismo presente en la película. Carole Bouquet y Ángela Molina representan a Conchita, una joven que, de alguna forma, es un arquetipo de la mujer buñueliana, casi una muñeca, un ser utilizado por el hombre.
El director aragonés realizó su último viaje a España en 1980, cuando fue operado de un cáncer de próstata. En 1981, cincuenta años después de haber sido prohibida, se reestrenó La edad de oro.
Murió en Ciudad de México el 29 de julio de 1983, a causa de una enfermedad hepática y renal, provocada por un cáncer. Ese mismo año había sido nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza. No hubo ceremonia de despedida, hasta que en 1987 fueron esparcidas sus cenizas en el monte Tolocha, situado en su pueblo natal, Calanda.