Estados Unidos, 2014
Dirección: Clint Eastwood
Guión: Rick Elice y John Logan, basado en el musical homónimo.
Elenco: Christopher Walken, John Lloyd Young, Vincent Piazza, Erich Bergen, Michael Lomenda.
Duración: 134 minutos
Nota: 4
Por Adriana Schmorak
Jersey Boys retrata la ascensión y decadencia de un grupo de rock legendario, The Four Seasons, recordando al público las razones por las que sus canciones se han inscripto en el inconsciente colectivo, y rebelando, al mismo tiempo, la génesis sorprendente de este grupo típicamente norteamericano.
El filme se inspira en la comedia musical homónima que triunfa en Broadway desde hace ocho años y que recorrió el mundo en una exitosa gira. Se inicia cuando cuatro muchachos de New Jersey, provenientes de un medio social modesto, se encuentran para montar un cuarteto musical que, tras cambiar varias veces de nombre, por fin conoce el éxito bajo la denominación de The Four Seasons, llegando incluso a convertirse en un ícono de los años ’60. Sus fracasos y éxitos, sus conflictos individuales y grupales, sus amores y desilusiones, todo ello se ve reflejado en el filme, otorgándole una dimensión humana mucho más interesante para el espectador que una simple comedia musical en la que solo se suceden hits musicales a lo largo de dos o tres horas. Toda una generación se ve reflejada en canciones emblemáticas como “Sherry”, “Big Girls Don’t Cry”, “Walk Like a Man”, “Can’t take my eyes off you”, y muchas otras melodías pegadizas que el público no podrá evitar seguir tarareando en su vuelta a casa desde la sala de cine.
Clint Eastwood logró con maestría transcribir los momentos de emoción y las secuencias musicales de una comedia musical pensada originalmente para el teatro, en una película destinada a un público más masivo e internacional. Las apelaciones al público de los cuatro protagonistas, con el fin de contar cada uno la historia desde su particular punto de vista, es un recurso teatral que rompe las convenciones cinematográficas y que el director ha sabido, sin embargo, traspasar eficazmente al lenguaje cinematográfico. Lo mismo puede decirse de la escena de cierre, una suerte de despedida final danzada y cantada al estilo Broadway, en la que el director ha sabido introducir la cámara dentro del espacio de la representación y recorrer uno a uno los rostros, hacer tomas en ángulo picado y contra-picado, captar primeros planos, realizar tomas desde atrás, utilizando recursos imposibles de aplicar en un escenario teatral, condenado de base a la frontalidad y negado a la escala de planos.
Otro detalle importante es que no se ha utilizado play-back en la filmación de las escenas cantadas. Por eso la producción contrató, para la versión cinematográfica de Jersey Boys, a los mismos cantantes que interpretaron estos roles en la puesta en escena teatral, durante la gira por los Estados Unidos, entre ellos Young en su rol de Valli, Erich Bergen como Bob Gaudio y Michael Lomenda en la piel de Nick Massi. En cambio, Vincent Piazza fue especialmente contratado para la película.
Jersey Boys no habla del éxito y el fracaso como situaciones opuestas, habla más bien de la parte oscura del éxito. El vínculo de Frankie Valli (John Lloyd Young) y Tommy De Vito (Vincent Piazza) con el veterano Gyp De Carlo (interpretado por el consagrado actor Christopher Walken), muestra cómo las relaciones amistosas con la mafia local sirvieron para catapultar al éxito a estos jóvenes de barrio que llevaban todas las de perder. Luego, cuando sus vidas parecían haber alcanzado su máximo esplendor, el dinero y la celebridad comenzaron a engendrar otros problemas de orden personal y profesional, a los cuales los protagonistas no supieron enfrentar. Tal como apunta John Lloyd Young: “Es la parte sombría de su ascenso lo que resulta más fascinante. Eran muchachitos de New Jersey, pendencieros y agresivos, que perseguían un sueño, y que han sabido extraer su energía del mundo de la calle y transformarla en un fenómeno musical. En el fondo es la historia de un fulgurante éxito social.”
Quien sí ha sabido enfrentar el desafío es Clint Eastwood, en una inteligente combinación de melomanía y oficio como director de cine. Sin ser una gran obra maestra, la película logra sus fines. Bien filmada, bien interpretada, bien ambientada con vestuarios y escenografías acordes a las épocas sucesivas, puesto que la narración recorre una amplia escala temporal, desde los ’50 a los ’60, saltando luego de los ’60 hasta 1990, cuando Frankie y su grupo fueron incluidos en el Salón de la Fama del Rock, y finalizando en una especie de pasado mítico donde todos los personajes se reencuentran jóvenes y felices (ex esposas incluidas), puesto que, después de todo, es la música lo que los une y los vuelve inmortales.